El botox es una sustancia que rejuvenece la piel. Se le conoce también como toxina botulínica de tipo A.
El efecto es muy rápido; en solo 10 días puedes disfrutar de un aspecto mucho más joven. Se mantiene durante 7 meses, aproximadamente, dependiendo del tipo de piel. Es por ello que se recomienda inyectarse botox un par de veces al año con el objetivo de mantener la vitalidad de la piel.
Esta neurotoxina consigue eliminar patas de gallo, levantar labios caídos y llenar de energía y vitalidad el rostro. Bien es cierto que debe saber administrarse en las cantidades adecuadas, pues una dosis por encima de lo debido puede ser un arma bacteriológica; en Castro Sierra ofrecemos a los mejores profesionales para obtener los mejores resultados.
El proceso se resume en una intervención de unos 10 minutos que logra reactivar los nervios de manera eficaz, simple y sin efectos secundarios. El botox se infiltra mediante una aguja extrafina en el músculo de la zona a tratar, relajándola, y de esta forma se logra mantener la expresión natural del paciente. Es por ello que en la aplicación estética lo más dado sea el tratamiento de arrugas de expresión en entrecejo, contorno de ojos, pómulos y contorno de labios.
Sin embargo, no es aconsejable su inyección durante embarazos, infecciones y pieles con acné y en enfermos neuromusculares. También hay que controlarlo mucho en pacientes con ciclosporina, consumidores de anticoagulantes o en cuadros semiasténicos.
Es fundamental, antes de someterse al tratamiento, un análisis del estado de la piel para determinar los factores de su envejecimiento, y tener en cuenta las posibles enfermedades del paciente que lo causen. El estudio previo es necesario también para que el cirujano pueda valorar al paciente y, de esta forma, definir cantidades y aplicaciones que ayuden al paciente a alcanzar los resultados más naturales de acuerdo a sus necesidades.
Este tratamiento tiene múltiples ventajas para llevar a cabo rejuvenecimiento facial: evita la cirugía, se puede aplicar en cualquier momento del año, es seguro, rápido y duradero, y, además, no tiene apenas contradicciones ni produce efectos adversos (excepto casos excepcionales como alergias, náuseas o rigidez facial) y además es un procedimiento indoloro.