Como todos sabemos, la belleza exterior comienza por cuidarse y gozar de buena salud, precepto en base al cual una cirugía puede ayudarnos a conseguir el aspecto deseado a través de algún retoque que mejore alguna parte concreta de nuestro cuerpo. En este sentido, queremos destacar hoy la importancia que tiene un buen descanso a la hora de que nuestra piel o nuestra mirada luzcan jóvenes y sanos, algo a lo que pueden contribuir también diferentes tratamientos estéticos faciales o la blefaroplastia.
En la actualidad, casi todo el mundo cuenta con una televisión en la habitación donde duerme, dispositivo al que se pueden sumar otros tales como el teléfono móvil, la tableta electrónica o el ordenador portátil. La consecuencia de contar con estos aparatos en el dormitorio es la ausencia de una transición correcta entre su uso y el sueño.
Uno de los principales rivales de nuestra salud en lo que a descanso se refiere es la luz, en este caso emitida por los aparatos mencionados: el ritmo circadiano, definido como oscilaciones de las variables biológicas en intervalos regulares de tiempo, se ve alterado por su presencia durante las horas de sueño, afectándose la función de algunos órganos importantes.
A este respecto, también la melatonina, presente en multitud de procesos celulares, neuroendocrinos y neurofisiológicos, ve mermada su capacidad de segregación (que se produce principalmente cuando dormimos) y, con ello, la calidad de nuestra piel. No debemos olvidar que la melatonina ayuda a frenar el deterioro de la piel propio de diferentes factores como el envejecimiento.
En la mayoría de ocasiones, el sujeto de análisis cuando se habla de sueño y descanso es la cantidad; muchas personas creen que basta con dormir 7 u 8 horas diarias para que nuestro cuerpo esté totalmente descansado y preparado para afrontar el día a día. Sin embargo, pocas reparan en la propia calidad del sueño, siendo esta tan importante como la cantidad.
La exposición a cualquier tipo de fuente de luz menoscaba la calidad del sueño, y altera procesos como el apetito, con las consecuencias nutricionales que ello acarrea en primera instancia, y sus efectos en nuestro físico: una mala alimentación, además de perjudicial para nuestra salud, contribuye a la acumulación de grasa y a la obesidad.
Por otro lado, también nuestra mirada denota un descanso inadecuado: las ojeras hacen su aparición y nuestra imagen ante los demás, lejos de ser alegre y joven, transmitirá cansancio y apatía. Para combatir esto, además del correcto descanso, una cirugía como la blefaroplastia está especialmente indicada.