Suele ser frecuente realizar esfuerzos en la época preestival encaminadas a lucir figura durante el verano y, una vez este va finalizando y acercándose el otoño, abandonar las rutinas alimentarias y físicas con las que lo hemos logrado, y es aquí donde aparece la figura de la cirugía plástica y estética.
Si los gimnasios ven cómo el número de altas aumentan en esta época del año, también en nuestra Clínica de Estética Castro Sierra observamos un repunte de pacientes, algo que viene propiciado por, además de lo anterior, la idoneidad de someterse a una intervención en épocas del año en que menos calurosas.
Las cicatrices consecuencia de una cirugía han de estar protegidas de la acción del sol, más aún cuando esta alcanza su máxima expresión como ocurre en verano, favoreciéndose así su desaparición, y será más difícil que el sudor se deposite en ellas. Además, las altas temperaturas pueden hacer que resulte molesto llevar ciertos apósitos necesarios en el postoperatorio de la mayoría de cirugías.
En cuanto a la rutina, será más favorable para una pronta recuperación unos hábitos que, aún siendo saludables, estén alejadas de prácticas propias de primavera y verano como son los baños en piscinas o en la playa y que pueden traducirse en infecciones.
La Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE) también vaticina, tomando como referencia los hábitos de consumo en cuanto a cirugía en España, el aumento de la demanda de intervenciones como las cirugías faciales, el aumento de pecho o cirugías corporales como la abdominoplastia y la liposucción.
Es importante resaltar la necesidad de unos hábitos saludables que complementen la acción de la cirugía, evitando una dieta rica en grasas y huyendo del sedentarismo, o de lo contrario veremos como se revertirá su efecto en el caso de, por ejemplo, liposucciones o abdominoplastias.