Con la llegada del otoño, observamos la clásica estampa de calles vestidas de tonos ocres al desprenderse e las hojas de los árboles…pero no solo ellas son las que caen; esta época del año es propicia para que perdamos cabello, un proceso que, aunque natural, suele producir cierta inquietud.
La buena noticia es que esta caída no es sinónimo de calvicie, y el pelo se regenerará.
A pesar de ello, puedes evitar ver el lavabo repleto de cabello sin necesidad de un tratamiento estético si sigues estos sencillos consejos:
Una correcta nutrición del cabello es una de las claves para afrontar esta pérdida otoñal, pues no es esta época del año la única culpable de la pérdida de pelo: los estragos del verano de traducen en un cabello seco debido a la exposición a los rayos del sol y a las zambullidas en piscinas y playas, con lo que cuidarlo e hidratarlo más que nunca es fundamental.
Cepillarse el pelo a diario es una de las recomendaciones que más efecto surten: además de “dosificar” la pérdida, evitando llevarse un susto mayor al observar el lavabo tras días sin hacerlo, el cepillado favorece la estimulación del curo cabelludo.
También la alimentación influye, aunque esto pueda resultar obvio ya que una correcta nutrición es la base de nuestra salud. En concreto, determinados alimentos ricos en hierro como las fresas, las espinacas o el salmón nos ayudarán tanto a cuidar nuestro organismo como a fortalecer el cabello.
El secador de pelo es otro de los grandes verdugos de nuestro pelo, pues lo someten a temperaturas muy elevadas que le son difícilmente soportables. Por ello, y ante la necesidad de secar el pelo antes de salir a la calle y encontrarnos con las bajas temperaturas, es altamente recomendable aplicar sobre él un protector de pelo antes de hacerlo.
Como has podido comprobar, el otoño no es una época muy beneficiosa para el cabello; sin embargo, sí lo es para plantearse someterse a una cirugía estética por múltiples motivos, Ven a conocernos en una primera consulta gratuita y deja que te asesoremos y ayudemos a corregir cualquier pequeño defecto con el que no te sientas cómodo o cómoda.